sábado, 21 de febrero de 2009

En la isla donde ahora vivo hay un faro. Y no se imaginan la ilusión que me hizo descubrirlo.
Siempre me han gustado los faros. De pequeña me imaginaba viviendo cerca de uno, en una casa pequeñita con un enorme ventanal que diese al mar, y yendo a tomar café con mi amigo el farero todos los días. A veces caía un vinito y, si la ocasión lo merecía, bien pudiese ser que nos calentáramos el gaznate con un oruxo de hierbas casero..
Creo que el hecho de que haya un faro en mi isla es una buena señal. Porque ahora necesito de un guía más que nunca que me señale las rocas donde puedo estrellarme y ponga un poco de luz en mi camino. De momento he decidido no rendirme, eso es un paso. Seguiremos avanzando..

No hay comentarios:

Publicar un comentario